La respuesta es que probablemente sí. “Los factores meteorológicos juegan un rol importante en determinar el rango de mosquitos Aedes aegypti y qué tanto pueden transmitir el virus”, dijo Andrew Monaghan, científico investigador de la Corporación Universitaria para la Investigación Atmosférica.
El Niño, que se caracteriza por calentar el agua del centro y este del Océano Pacífico, conlleva un aumento de temperaturas y patrones de precipitación cambiantes en Sudamérica, lo que puede ayudar a que las poblaciones de mosquitos se reproduzcan.
El episodio más reciente de este fenómeno comenzó a mediados de 2015 y compite con El Niño de 1997 y 1998 como el más fuerte del que se tenga registro. Por consiguiente, el impacto de estos eventos es extenso. Las fuertes lluvias a finales del año pasado ocasionaron que 150,000 personas fueran desplazadas en países sudamericanos y creó una atmósfera propicia para que el mosquito se reprodujera.
Naciones Unidas mencionó específicamente que El Niño puede causar un “incremento en enfermedades como dengue, chikunguña y zika por la presencia de más mosquitos”.
Pero condiciones más secas no necesariamente quieren decir que la región va a evitar que la enfermedad se propague más despacio. Al norte de Brasil, Venezuela, Guyana y Suriname el fenómeno climatológico ha provocado temperaturas más secas de lo habitual… pero el virus sigue transmitiéndose de manera local.
Es casi seguro que El Niño está participando en la “propagación explosiva” del virus del Zika, dijo la Organización Mundial de la Salud (OMS) el jueves, por lo que este virus seguirá esparciéndose siempre y cuando continúe este aumento en las temperaturas del mundo.
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